viernes, 25 de septiembre de 2009

Las palabras sobran cuando eres un soñador, de todos modos las palabras no son la mejor forma de expresar esos sentimientos (¿verdad?)

El sonído de la respiración qué tiénes tan cérca de ti; créa palabrás qué no serán prunciadas; Y, sin darte cuenta estas hipnotizado, reprimiendo el impulso de abrazarle y besarle las mejillas. Mientras tanto, ella se acerca y de manera casi accidental recarga su cabeza en tu hombro, la realidad se distorsiona, y tu mente viaja al espacio mientras nadas en un mundo de supuestos. Sin percatarte convertiste el encuentro mas casual e insignificante, en una montaña rusa. Al menos eso lo que te dice tu estupido pesimismo.

El chirrido del timbre, seguido del sonido que producen varias personas levantandose a la vez, te saca de tu trance, mas que descender a la realidad, te estrellas contra esta; y sin mas, ambos toman caminos y ritmos distintos sin despedirse.

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Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...