jueves, 28 de enero de 2010

Alimentados por el sol

Sonrío al percibir las muecas de desprecio que los dos transeúnte con lo que se acababa de cruzar le dedicaron: Su disfraz funcionaba.

La noche llamaba a las calles a todo tipo de personajes que se ocultaban por el día, vagos, prostitutas, mendigos y ladrones, ninguno en especial capto su atención, sabia que disfrazado como el mas pobre de los pobres y el mas enfermo de los enfermos ninguno le molestaría.
El aire olía a humedad, quizás llovería dentro de poco, volteo al cielo y deshecho esa idea de inmediato, el cielo estaba completamente despejado. Y entonces recordó el por que había tenido que disfrazarse y abandonar la seguridad de su hogar para estar en ese antro de mal vivientes. La ciudad muda, el cielo desnudo mostrando sus estrellas sin pudor alguno, la luna llena transmutando todo en plata. ¡Era cierto! ¡Había otra ciudad dentro de la ciudad! una mucho mas hermosa pues era muda y a la luz de la luna todo se veía tan irreal y perfecto, mientras se adentraba en la noche monocromática se pregunto si algún día seria capaz de soñarse algo así.

Hacia frío, solo el aliento saliendo de sus bocas delataba que las figuras inmóviles tenían vida.
De día esa ciudad se sumiría en el mas ordinario bullicio, y nada delataría la existencia de la inmóvil ciudad plateada.

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Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...