miércoles, 3 de febrero de 2010

Ellos viven, nosotros dormimos.

Pensar en ello como algo complejo, es quitarle lo poético y francamente no es mi estilo.

Hoy dormí algo así como 3 horas, no por que haya conciliado el sueño excepcionalmente tarde, si no por que mi cuerpo decidió de forma completamente unilateral que ya había descansado lo suficiente poco tiempo después de acostarme. Vi el despertador (el cual me daría cuenta después, había olvidado programar) las 3:46 AM, aun faltaban unas horas para que me obligasen a volver a la realidad. Intente volver a dormirme pero fue en vano, así que con el pretexto de comprar el desayuno en la tienda de autoservicio 24 horas cercana, me vestí y salí al mundo dormido.

A las 4:00 AM los arboles platican entre ellos en ese idioma que ningún humano entiende y de vez en cuando ríen agitando sus ramas, los gatos no huyen a los extraños; se quedan estáticos observando esas cosas que solo los gatos ven. Los pasos resuenan, producen eco, y entonces te sientes incomodo, algo culpable, como quien mete la mano a un estanque interrumpiendo la danza de los peces quienes huyen hasta perderse como ellos saben hacer. Y en el cielo, la luna en cuarto menguante sonríe irónica como adivinando tus pensamientos.

2 comentarios:

dijo...

Cuando duermes poco, no sólo te sientes culpable... Te sientes vulnerable, peligroso a la vez, llamativo... Sentimos que tenemos un don especial que es la capacidad de irrumpir en los mundos ajenos, de comprenderlo todo, de verlo todo.
Bueno post (:

king dijo...

bien narrado -G-, saludos.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...