martes, 30 de marzo de 2010

En las banquetas de la ciudad

-¿Sabes que ahora mismo, podría abrirte el cráneo y ni siquiera lo sentirías? - me dijo como si nada, como quien comparte algo gracioso que le sucedió ayer.
-No, no lo sabia- respondí intentando que en mi voz no se notase la sorpresa que me causó esa pregunta inusual tan de repente. Aunque luego de haber pasado los últimos 3 años y 9 meses con ella yo ya tenia una idea clara de las cosas que podría esperarme, ella se las ingeniaba para actuar mas allá de lo previsible, aunque decir que se las "ingeniaba" suena pretencioso y la expone como alguien calculadora y metódica, nada mas alejado de la realidad, fue de hecho precisamente su capacidad de ser absolutamente espontanea lo que me hizo fijarme en ella en primer lugar.

-Quizás lo he estado haciendo todas las noches mientras duermes y no te has dado cuenta.- Me dijo mientras se planchaba con las manos las arrugas del pantalón.
-¿Lo haces?.- le pregunte distraído.

Ella me tomo el rostro de modo que pudiese verme a los ojos y sin soltarme, mirándome con una seriedad que pocas veces había visto en ella (la ultima vez fue mientras sentados sobre el pasto veíamos el tortuoso proceso que las abejas hacen de forma mecánica de flor en flor)
-Lo hago.- Respondió y me sostuvo de esa forma unos segundos mas. Cuando finalmente me soltó recorrí con las manos mi nuca y las sienes intentando encontrar indicios de lo que acaba de contarme. Cuando comprobé que todo estaba en su sitio y sin marcas, di cuenta de lo ridículo de la idea y eche a reír.
-Tonto- me dijo, y tomo mi mano sin detener su paso.

1 comentario:

Unknown dijo...

Tienes en tu cabeza una locura preciosa, ¿cómo no voy a perder la puta razón por ti?

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...