miércoles, 3 de marzo de 2010

Esperando por el elevador.

-Para serte sincera, no se como llego a mi, un día simplemente, lo encontré en el cajón donde acostumbro guardar las cosas sin ningún orden en particular. Entiendo que es algo muy importante para ti, pero no tengo la mas mínima intención de devolvértelo.

Desde luego, sus palabras no me hicieron mucha gracia, pues en efecto, lo que sostenía en sus manos era excepcionalmente importante para mi. Lo sostenia como quien sostiene cualquier cosa, sin ningun cuidado, sin miedo a romperlo siendo este extramadamente fragil. Y eso me provocaba ansiedad, supongo que mis pensamientos eran evidentes, pues sonrió, guardó mi tesoro dentro de su bolsillo y añadio:

-El arbol debajo el cual nos hemos sentado solia dar buenos frutos, pero, ahora se ha secado y no los dara nunca mas. Desde luego, podriamos simplemente esperar con la esperanza de que algun dia comeremos de nuevo de el, pero lo que esta muerto permanece asi, por lo tanto ¿Que caso tiene? En sus ramas muertas quizas aniden algunas aves, pero estas eventualmente emprenderan el vuelo hacia arboles mas frondosos.

Y en efecto, si el presente es indicio alguno del futuro por venir, el de aquel arbol seco no se veia prometedor. Puse mi mano sobre el, y alce la vista hacia sus ramas, buscando -sin saber bien el porque- algun indicio de vida, pero todo en el se veía marchito y quebradizo, al punto de que dude si la historia sobre aquello dando frutos fuese verídica o solo una tomadura de pelo, sobre sus ramas el cielo presumía un azul profundo como invitándome a perderme en su contemplación. Cuando baje la mirada me encontré con sus ojos fijos en mi, aquellos ojos que dan la impresión de poder leerme como a un libro abierto, tan aterradores como enigmáticos, su belleza se asemeja a las nubes grises que anuncian la pronta lluvia.

Metió su mano en el bolsillo y extrajo de el aquello precioso para mi, y con un gesto elegante lo puso justo frente a mis ojos, de modo que pudiese verlo perfectamente.
-No tengo la mas mínima intención de devolvértelo - dijo, y como si necesitase otra explicación añadió casi susurrando como quien comparte un secreto - ahora es mio.

Se puso de pie, se sacudió un poco y se fue. Yo permanecí varios minutos mas, pensando en todo y en nada a la vez, viendo sin ver el paisaje por un tiempo, hasta que lo comprendí. El mundo acababa de terminarse, pero afortunadamente inmediatamente después nació otro exactamente igual al anterior salvo por una diferencia que solo yo notare.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó muchísimo el cuento. Está hermoso. Pero me dejó muchas dudas... Me dejó intrigada... Me lo explicas?
Fá(:

Anónimo dijo...

Hijo, como siempre me haces notar el sentimiento grande y poderoso q añades a tus "cuentos" (a falta de una palabra q explicase mejor el contenido de tus escritos) sin embargo debo decir q este en particular no me gusto. Tú eres mejor q eso... con amor AnHell

king dijo...

easy... se llevo tu corazon, tu persona, tu ser, tu alma.
todo ello encapsulado, aquello que uno mas quiere y teme que sea detruido por 3eras personas, eso fue lo que se llevo y no te devolvio... bueno, al personaje.
¿me equivoco?
saludos popol. :)

Atlantis dijo...

Haré mis propias suposiciones sin temer equivocarme :)

Supongo que ese objeto tan precioso representaba su amor, el que fue el más importante de todos, aquello que algunos llaman “amor verdadero”. El que murió y ahora permanecía como algo intocable, algo intacto que se convirtió en algo sólido.
El árbol pudo haber representado el pasado el presente y el futuro. O algo así como los buenos y malos momentos que pasaron, ¿la llama que los mantenía vivos? No lo sé...
Gracias por entretenerme con tu maravilloso escrito.
Por cierto, me intriga porque lo titulaste como “Esperando por el Elevador”.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

El concepto del misterio le da divinidad al asunto, es interesante el modo planteado. Y lo más interesante es que sólo tu puedes responder a la incógnita interpuesta... Profundo... Muy, profundo.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...