sábado, 15 de mayo de 2010

Volando alto (De nuevo)

Como no tenia nada mejor que hacer, sostuvo la botella de agua embotellada a la altura de su barbilla y se quedo mirándola un largo tiempo, era agua común y corriente, en ella no había absolutamente nada en especial, tampoco es que encontrase el liquido especialmente fascinante, pero como ya hemos dicho, la acción fue producto del tedio producido por el largo viaje en tren que en ese momento se había prolongado por 2 horas y 18 minutos.

El vagón estaba extrañamente vacío, o al menos eso le pareció, tampoco es que acostumbrase viajar en tren, por lo que no sabia a ciencia cierta si eso era algo normal. Como sea, la soledad no le molestaba en absoluto, así como tampoco le molestaba el no saber hacia donde se dirigía.

Miró por la ventana varias veces, pero el paisaje no le pareció familiar, sin embargo esto no lo intimidó sino al contrario, en tierras desconocidas le pareció que el cielo era mas azul, el pasto mas verde, las nubes mas blancas, y el aire mas fresco. De vez en cuando aparecía en el horizonte algún pueblo, pero el tren no se detuvo en ninguna estación, simplemente se dedicaba a seguir las vías velozmente produciendo un ruido seco y ritmico.

Se levanto de su asiento tan pronto sintió que empezaba a quedarse dormido, tenia las piernas ligeramente adoloridas por haber estado sentado en la misma postura durante tanto tiempo, sacudió ambas piernas con fuerzas una por una y dejo la botella de agua embotellada en el asiento. Acto seguido casi por reflejo dirigió una mirada a ambos lados del vagón. Y por primera vez, la soledad le espetó, tomo nuevamente la botella con agua, la abrió y se la termino de un sorbo, le arranco la etiqueta y la metió dentro de la botella como era su costumbre desde su época de estudiante, volvió a taparla y la metió dentro de la mochila que llevaba consigo. Era una mochila de un verde sucio por el uso, dentro aparte de la botella vacía solo habían dos cuadernos y un par de bolígrafos de plástico, cuando estaba aburrido solía ponerse a dibujar o a escribir pero en ese momento no le apeteció hacer ninguna de las dos cosas. Se puso la mochila al hombro y recorrió el vagón hasta toparse con la puerta al siguiente, intentó abrirla pero estaba cerrada. Resignado volvió a su asiento se acostó usando la mochila como almohada y se quedo dormido poco tiempo después.

Como no podemos entrar en su mente no sabemos que soñó pero a juzgar por el movimiento de su cuerpo, podemos deducir que fue algo tranquilo quizás terriblemente aburrido. Durmió 47 minutos y 18 segundos exactamente, cuando despertó el tren se había detenido y tenia las puertas abiertas, descendió de el, y se encontró en una estación donde tampoco había nadie. El tren cerro las puertas y se fue. 

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Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...