domingo, 11 de julio de 2010

Blattodea.

Agazapada en las sombras la cucaracha espera el momento oportuno, es paciente, sabe que si se apresura a estas alturas y alguien la ve, sera el fin.Solo cuando siente que las vibraciones en el suelo han cesado se aventura a dejar su escondite, sus rápidos pasos son inaudibles para casi toda criatura a excepción de aquellas que al igual que la cucaracha, habían estado agazapadas esperando el momento para moverse, para ellas los pasos de esta retumban haciendo eco en sus cabezas, es la señal que habían estado esperando.

A unos metros de ahí muy por encima de sus cabezas, una araña contempla inmóvil a la polilla que ha caído en su red, espera hasta que esta se haya cansado de luchar y luego se lanza a asestar la mordida que termina todo intento de batalla posterior por parte de la polilla, la araña sin hambre la enrolla para dar cuenta de ella posteriormente, orgullosa de su red tejida convenientemente cerca de la única fuente de luz cercana a esta hora proveniente de una bombilla en el techo.

Al mismo tiempo una babosa del orden pulmonata empieza a trepar por la pared, le toma 16 minutos llegar a casi la mitad de este, luego da media vuelta y regresa de donde vino. Esa conducta llama la atención de quienes la observan. Estúpida babosa. A su paso deja una estela de mucosa.

La cucaracha sigue su camino y se topa con una solitaria hormiga, esta es apenas una fracción de su tamaño, en situaciones normales el pequeño insecto bien podría ser la cena, pero es mejor evitar a las hormigas a quienes incluso animales mas grandes que ella misma sacan la vuelta. La hormiga se queda quieta con la mandíbulas dispuestas para defenderse ante la amenaza que intuye frente a si. Ante la visión la cucaracha retrocede hasta que el pomo de la puerta gira y una bota le aplasta la cabeza.

1 comentario:

kevin Jaureguy dijo...

Muy a tu estilo surrealista, pero esta vez con un lenguaje bastante técnico. No por eso deja de gustar, al igual que todo lo que salga de ti.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...