sábado, 24 de julio de 2010

Necesito comer la nostalgia para sentirme un poco peor.

Conforme descendemos nos enteramos de que el rio dorado no era mas que cientos de miles de automoviles recorriendo lentamente las calles de la gigantesca urbe. La vision desde arriba era mucho mas imaginativa e interesante, al nivel del suelo, lo unico que se ven son edificios grises.

En este mundo que me pertence las gotas de agua que golpean el parabrisas desaparecen en el camino haciendo un leve sonido que el rugir del motor opaca convirtiendolo en algo inaudible. Los recuerdos se vuelven rapidamente en nostalgia y nublan la percepcion de lo que se tiene delante haciendolos algo estorboso. En algun sitio se escuchan cientos de engranes chocando unos con otros en perfecta armonia y es lo que me avisa que de alguna forma y aunque me pese las piezas encajan y su funcionamiento es algo inevitable.

La noche cae rapidamente y el brillo solar me despierta temprano en las mañanas si he dormido poco o por demasiado tiempo no lo se pero mi cuerpo no parece cansado. Se diria que soy feliz pero tambien que me he olvidado de algo importante.

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Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...