sábado, 26 de mayo de 2012

No es verdad que las sirenas ya no vuelven loco.

Me da muchisima vergüenza decirlo tan abiertamente (aunque no tendría por que, digo, a fin de cuentas a la mayoría de ustedes ni los conozco) pero ando intentando escribir una novela que no apeste tanto como mis intentos anteriores de crear y escribir una historia que dure mas de 10 paginas, ahí esta el reto.

Cuando me detengo y me giro hacia atrás para ver todo lo recorrido me doy cuenta de lo mucho que he cambiado como persona, aun no he llegado a un punto donde pueda sentirme orgulloso de mi mismo pero por lo menos siento que me voy acercando como mínimo, la sensación de asco y vacío va desapareciendo y es remplazada por unas gigantescas ganas de "aprender todo sobre todo" (se que suena vago y fantasioso pero no se como describirlo mejor así que se joden). Antes me asustaba la idea de dejar de ser un niño, de dejar de poder excusarme en mi edad representada por un valor numérico inferior a la cifra resultante de sacar la raíz cuadrada de 324.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...