jueves, 30 de agosto de 2012

El cielo no esta cerca de un sitio como este. [segunda parte]

Aquella cosa se movía pero la oscuridad de la habitación solo me permitía ver su silueta, dos piernas, dos brazos y una enorme barriga, aquello lucia como un humano con serios problemas de sobrepeso, sin embargo aquello estaba pegado al techo de mi habitación como una mosca y me observaba tranquilamente con un par de ojos que brillaban como si fuesen los de un gato.

Me quede un rato en esa posición sintiendo el latir de mi corazón en la garganta como queriendoseme salir por la boca y el sudor frío recorrerme desde la frente hasta la punta de la nariz, con los ojos entrecerrados y haciéndome el dormido inmóvil esperando que de alguna forma aquello simplemente se fuera y no volviera o me despertase de pronto y descubriese que todo fue un sueño. Estaba en eso cuando aquello empezó a moverse tan sigilosamente que en otras circunstancias probablemente nunca hubiese notado su presencia, abandono su escondite detrás del ventilador del techo y andando en reversa topo con la pared y descendió por esta hasta llegar al punto donde ya no pude seguirle con la mirada sin tener que mover la cabeza cosa que no me atreví a hacer y que no fue necesario pues al poco sentí su figura junto a mi.

Yo acostado boca arriba y aquello de pie a mi lado derecho, no le podía ver directamente pero calcule que media poco mas que yo, estuvimos así unos quince segundos hasta que aquello empezó a moverse de nuevo, esta vez con dirección hacia mi, primero subió una pierna a mi cama, luego la mitad superior del cuerpo y maniobro de tal forma que quedo sobre mi pero sin tocarme, por la rendija entre mis parpados podia ver sus ojos brillantes como de gato y las facciones de su cara, sus ojos hundidos su nariz larga y puntiaguda, sus mejillas rechonchas y el color grísáceo de la piel que envolvía todo aquello. No pude evitar empezar a temblar pero me aferraba a la idea de que quizás haciéndome el dormido acabaría por ignorarme e irse. Entonces, acerco su cara a la mía y sonriendo dejándome ver sus diente todos ellos delgados como agujas dijo con una voz aguda como de mujer <No engañas a nadie>.

Abrí los ojos de golpe y con toda la adrenalina de mi cuerpo le arroje al suelo y salí corriendo de mi habitación sin atreverme a mirar atrás, atravesé el pasillo pensando en que hacer y entonces entre en la cocina. Desde mi habitación me llego el sonido de una risa burlona, abrí uno de los cajones y extraje un enorme cuchillo, la cocina solo tenia una entrada así que tome el cuchillo con ambas manos dispuesto a enterrarselo en el pecho tan pronto apareciese en mi vista.

No oía sus pasos, pero aquello estaba silbando, un silbido que sonaba cada vez mas cerca, silbaba una tonada alegre, le reconocí como la parte de en medio de el "vals del minuto" de Chopin, y le reconocí como tal por que era la misma canción que había estado practicando en mi viejo piano de media cola desde la semana pasada, ¿Aquello había estado vigilandome? Tome el cuchillo con mas fuerza y lo apreté hasta que empezó a dolerme la mano. El silbido se detuvo y yo contuve la respiración.

2 comentarios:

Diyiez dijo...

Esperando con ansias la parte 3 C:

ॐFá Incandescente dijo...

Yo también... Y no me decepcionó en absoluto :)

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...