sábado, 26 de octubre de 2013

Lego al tiempo aquel momento en que mi mundo se paraba, entre tus labios, solo para revivir y derretirme una vez mas mirando tus ojos negros.

Me importas, te extraño.
Podría poner todo mi empeño en intentar cambiar eso y seria un intento inútil, no es que lo haya intentado o que quiera probar suerte en el futuro, simplemente se que es así, esa es una de las pocas certezas que poseo.
Te pienso todo el día.
A veces sin querer veo alguna foto tuya y me pareces la chica mas hermosa que pudieran ver mis ojos o me topo con algún detalle tuyo que no trato esconder y tenga esa sensación agridulce a la que es imposible acostumbrarse.
Me despierto y lo primero que veo es un pato gris mirándome de frente.
Abro el primer cajón de la cómoda y depositado cuidadosamente hasta arriba de todo hallo el acróstico que hiciste con nuestros nombres.
Abro las paginas de aquel libro que no he terminado y entre ellas hay un pájaro azul, y por mera necedad me pregunto si sientes lo mismo que yo cuando te topas con mis cartas o los poemas que me inspiraste a escribir.

Debería llamarte pero tengo demasiado miedo de arruinar mas las cosas que ya de por si arruine.
Te escribo para decirte ¡Que no te he olvidado! ¡Que no me eres indiferente! ¡Que me importas mucho!¡Que te extraño! ¡Que te amo!, que extraño tu tacto, saber que estabas ahí siempre, la sensación de abrazarte, la forma en la que encajabas perfectamente entre mis brazos, el dormir contigo, ver de cerca tu rostro hasta que te sentías incomoda y sonreías como respuesta, la forma en la que tus colmillos sobresalen cuando sonríes, tus ojos, decirte lo hermosa que eres, extraño tus regaños cuando no me alimentaba debidamente, extraño tus regaños en general señales inequívocas de que te preocupabas por mi.

Siempre me has parecido genial. Eres lo mejor que me ha pasado.
No te escribo para pedirte que olvidemos todo y empecemos de nuevo. No tengo ningún derecho a pedirte eso, mucho menos sabiendo que yo fui el problema.
Lo siento.
En contraste con todo lo que dabas, lo que yo ofrecía parecía nada, muchas veces esa idea me mortificaba, el "¿Como le retribuyo todo lo que recibo?, ¿Seré capaz de ello? ¿No sere solamente un lastre para que ella sea verdaderamente feliz?"
Por mas que trataba de quitarme esas ideas de la cabeza, las inseguridades son una constante. Que quede claro; no me excuso ni te culpo de mis inseguridades, solo digo que sea como sea, ahí estaban.
Tu querías acercarte mucho mas a mi, tener una certeza como el acero de que independientemente de lo que pasase en el futuro estaríamos juntos, muchas veces te sentí afectada por la sensación de que yo no me entregaba a ti de la manera en la que tu a mi, no me mal entiendas, yo también quería eso, no soy el tipo de persona que planea su futuro por lo que nunca estoy muy consciente sobre lo que me depara o el que haré cuando llegue frente a determinada situación pero quería que, pasara lo que pasara pudiera estar junto a ti, tanto yo para ti como tu para mi.
Pero he vivido solo, y las cosas que he pasado me han hecho construir una concha dura, quería abrirla para ti, lo ansiaba con todo mi ser, quería poder romperla, desbaratarla y acercarme a ti pero entonces regresaba esa inseguridad "¿Puedes hacerla feliz? ¿Seras un lastre para ella? ¿Podrás compensar todas las cosas que se perderá por estar con alguien como tu?"
Pensar así entre otras cosas me provocaba ataques de ansiedad.

Me duele saber que te herí, que de cierta forma lo sigo haciendo.
No hay nada mas jodido que saber que lastimas a la persona que amas mas aun sabiendo que esa persona también te ama o te amó lo mejor que pudo. Soy un idiota, lo se, pero pese a todo, aunque la he cagado, aunque posiblemente no tenga derecho a hacerlo, aunque no sea lo que quieras oír ahora mismo y prefirieses que me calle; TE AMO.
Te amo Melissa, eres perfecta.
Eres lo mejor que me ha pasado. Quiero que seas feliz.
No quiero olvidarte, no quiero que me dejes de importar, no quiero que me llegues a ser indiferente y nunca vas a serlo.
Te amo.
Eu te amo.
Ich liebe dich.

lunes, 7 de octubre de 2013

Dosmil trece

Para cuando me di cuenta el mundo ya había explotado dos o tres veces.
Yo caminaba por aquella playa sin nombre que todos los turistas odian, había un calor asfixiante como de costumbre, caminaba sin saber porque había decidido ir ahí, y mientras contemplaba el agua grisácea y maloliente que se estrellaba contra la orilla con absurda violencia; un gran ruido sordo sonó detrás de mi.
Me voltee y me encontré con la osamenta de una gran ballena, ni carne ni tendones ni piel ni nada mas que solamente huesos perfectamente alineados y blancos como si hubieran sido pulidos con un cepillo. Me acerqué y me paré sobre el gran cráneo para obtener una vista mejor de todo aquello que aparentemente había caído del cielo por puro capricho. Mientras que, del otro lado del mundo la India desaparecía devorada por una gran nube negra en forma hongo.

Unas cuantas gaviotas se acercaron a ver si había algo digno de picotearse, quizás estuviesen acostumbradas a ver ocurrir cosas así cada tanto en aquellos sus dominios.

Varias horas después, los polos se derritieron y el mar engullo los huesos, la playa y todo lo demás. Al final no quedo nada, solo gaviotas acostumbradas a ver que ocurriesen esas cosas cada tanto.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...