viernes, 28 de febrero de 2014

Esa gente estaba rota, tan rota como yo, mas rota que yo; daba igual, rota al fin y al cabo y eso los hacia agradables.

domingo, 23 de febrero de 2014

En una esquina de la calle yo tomo tu mano para mostrarte las luces azules y perseguir a las sombras fugaces.

Atendí a altos arboles azules
entonces, entendí esta efímera eclosión estúpida e
inmensas ideas inalcanzables iluminaron
otro oscuro
universo unilateral,

acabó abrazándonos a ambos
esta efímera eclosión estúpida, e
idealizamos imbécilmente
obtusas obsidianas ornamentales. Oscuro ocio;
una única unión umbilical,

almas altivas adyacentes ademas
enteramente enredadas,
imaginamos intrusiones
oculares obscenas, otro oscuro
universo unilateral.

sábado, 22 de febrero de 2014

Hace unos ayeres pensé que me iba a morir.
 Me retorcía de dolor, la vista me fallaba, sudaba frío y pensaba "me voy a morir". Eran por eso de las 10 u 11 de la noche y pensaba "hey, mañana no tendré que ir a la escuela".
Tome mi celular, abrí la ventana de Tigo y le dije todo lo que quise decirle y que debí haberle repetido diariamente. Era algo así como mi despedida pero omití el hecho de que creía que me estaba muriendo, eso hubiera arruinado el momento por que un "Te amo" tiene mas encanto que un "Creo que no llego a mañana" en cuanto a ultimas palabras se refiere.
Pero bueno, no morí.
Dormí y desperté al día siguiente.

viernes, 21 de febrero de 2014

Mapa sin fin de un viaje [Parte 3]

Me desperté muy temprano en la mañana con todos los sentidos agitados, esa sorprendente facultad del cuerpo para saber cuando a uno lo observan.
Abrí los ojos y por mero acto reflejo tomé la pistola de debajo de la almohada y me puse de pie de un salto apuntando el arma al sitio donde mis sentidos me decían se encontraba aquello que me observaba.
Era un señor de unos cuarenta y tantos años, traje negro bajo la gabardina que no se había quitado y sombrero en señal de que no pensaba quedarse mucho tiempo. No iba solo, le acompañaban dos sujetos con armas automaticas desenfundadas que me hubiesen acribillado en el instante en que tome el arma bajo la almohada de no ser por un gesto que el sujeto del sombrero les había hecho para que no lo hicieran; aquellos eran sin duda matones profesionales, fríos, metódicos y precisos, un mílisegundo mas y alguno hubiese presionado el gatillo antes de que yo hubiese tenido oportunidad de ver quien me disparaba. Aquello me hizo algo de gracia y es que francamente (no lo puedo negar) siempre he tenido un sentido del humor extraño.
-Bueno días señor...
Aquella pausa justo después del "señor" delataba que el sujeto esperaba que dijera mi nombre.
-Pernas
Respondí el primer apellido que se me ocurrió.
-¿Pernas? Que raro, en su identificación consta un nombre diferente. -Dicho esto arrojo mi cartera a la cama -Pero como prefiera, "Pernas" también es un buen nombre. Señor Pernas voy a ser directo porque lamentablemente no cuento con mucho tiempo. Usted tiene algo que nos pertenece y lo queremos de vuelta, tiene hasta esta noche para devolverlo al lugar donde lo tomo.
-¿O si no que? -Pregunté para medir el limite de todo aquello.
El sujeto sin inmutarse arrojo algo a la cama, al primer instante no pude ver bien que era pero luego tras un segundo vistazo me di cuenta de que era el cargador de mi pistola, les había estado apuntando con un arma vacía, aquello me hizo sentir como un incompetente frente aquellos matones profesionales.
-El plazo vence a la media noche señor Pernas, nos hemos tomado la molestia de hacerle el desayuno y esta esperándole en la mesa, quizás no lo parezca pero mi compañero aquí el señor Mielina, prepara unos huevos buenisimos, siempre he creído que uno puedo practicar la misma acción un millón de veces hasta volverse bueno en algo pero hay personas que sumado a eso tienen cierto don que los pone por encima de los demás y creo que la comida que prepara el señor Mielina es buena prueba de ello. En fin, nos vemos en la noche, que tenga un excelente día señor Pernas.

Los huevos con tocino estaban buenisimos y eso me hacia enojar de cierta forma. Yo suelo comer huevos con tocino unas 3 veces por semana y los he comido preparados en todas las formas imaginables y en un montón de sitios distintos pero aquellos preparados por el señor Mielina eran algo mas allá de lo descriptible.
Acabé el desayuno, dejé el plato en el fregadero (también habían lavado los platos de la noche anterior), metí el cargador en la pistola y salí rumbo a casa de "aquella chica". Posiblemente el hombre del sombrero me hubiese estado vigilando y de ser cierto probablemente también le hubieran hecho una visita.
En los bolsillos llevaba la cartera, las llaves y la pistola cargada.
En el camino iba pensando sobre que rayos podría tener yo que mereciera un encuentro como ese.

Para cuando llegué a casa de aquella chica no había podido pensar en nada.

domingo, 16 de febrero de 2014

Mapa sin fin de un viaje [Parte 2]

Ella era demasiado linda como para ponerle un arma cargada en la frente a alguien y demandar cualquier cosa, imaginarla disparar dicha arma contra quien fuera estaba así mismo descartado y lejos de cualquier posibilidad. Yo le había regalado un arma; una Walther PPK que le había obsequiado en su cumpleaños junto a 2 VHS´s de James Bond, pero había terminado sepultada en un cajón junto al anillo en forma de estrellas que le obsequie en navidad y otro montón de obsequios que no necesariamente provenían de mi, por ello, el que los VHS´s de James Bond hubiesen acabado en una repisa lejos de aquel cajón tenia un merito enorme e incomprensible para cualquier persona ajena a nuestro pequeño mundo.

No, no podía imaginármela tomando la pistola y robando la pintura por la fuerza, ni siquiera alzando la voz; no por falta de carácter sino porque ella era una de esas personas que se mantienen tan indiferentes al universo que simplemente no hayan una justificación para alzar la voz, a menudo me daba la impresión que ella no recorría el sendero de la vida sino que simplemente flotaba alrededor de el describiendo círculos a todo aquello que le llamase la atención. Dicho de otra forma: yo estaba fascinado con ella a pesar de saber que entre los dos no podría haber una relación mas estrecha, por tal motivo solía colocarla en un pedestal tallado en puro mármol blanco. Ella era un planeta y yo, simplemente una luna girando atraído por su fuerza de gravedad. Sea como sea, los planetas no suelen asaltar galerías de arte a mano armada, su estilo (de tenerlo) seria mas bien, tomar lo primero que les captase la atención, arrancarlo tranquilamente del marco y llevárselo enrollado bajo el brazo. Aquel era un estilo que requería mas confianza y buena suerte que planeación, a mi personalmente esas cosas no se me daban e intentarlo me había costado una costilla pero no había ningún motivo para que a un planeta sobre un pedestal de mármol blanco no le funcionara.
Aun así la idea de ella robando lo que fuera aunque no imposible, resultaba bastante descabellada.

En esto iba pensando mientras caminaba los 4 kilómetros que separaban su casa de la mía, me gusta caminar, sobre todo de noche y a oscuras no se porque, francamente no puedo pensar en una razón lógica, simplemente es así, posiblemente por ello acabé dedicándome a lo que me dedico actualmente.
Llegué a mi casa, saqué la llave del bolsillo de la camisa que hasta hace unos minutos ella llevaba puesta y abrí la puerta.

Pocas cosas me deprimen mas que llegar a un hogar vacío, no me molesta la soledad pero el sentimiento de llegar a un lugar sin ruido ni movimiento ni actividad alguna es al igual que el sonido de huesos rompiéndose una de esas cosas a las que nunca he podido habituarme.

Florecillas azules.

Aquel verano lo pasamos conduciendo en su coche oyendo discos de Misfits. En aquel entonces yo no sabia quien era Glenn Danzig ni me importa...