viernes, 7 de noviembre de 2014

Sobre la ansiedad, el miedo y el silencio.

Presuntamente todas las personas tenemos "pensamientos espontáneos" y son especialmente frecuentes con padres de recién nacidos. Es bastante común en realidad; el padre sostiene por primera vez a su hijo recién nacido y al mirar a aquella indefensa criatura que acaba de salir el viente de su esposa su primer pensamiento es "si quisiera podría soltarlo y matarlo" o "podría aplastarle la cabeza usando únicamente las manos" o algún otro derivado. Muchos padres se niegan a sostener a sus primogénitos y tomando en cuenta la naturaleza de estos "pensamientos espontáneos" es sencillo imaginar porque.
Piensa en ello cuando pienses que tu papá no te sostuvo o abrazo lo suficiente cuando eras niño, podría estar intentando salvarte de el mismo, o protegiendo su propia cordura.

Recuerdo particularmente una escena:
Iba por el walmart empujando el carrito. No me sentía particularmente bien y hubiera preferido estar en vez de ello echado en cama en posición fetal intentando no sucumbir ante el miedo absoluto como había estado los últimos 3 días en la privacidad de la casa que rentaba solo. Cuando estas en ese estado mental prácticamente auto-impuesto de "estoy frágil, debo tener cuidado de no romperme" todas las sensaciones se amplifican, pasas por la sección de los pañales y el color verde infantil de las envolturas parece vibrar y el olor a supermercado te atasca la nariz. Andaba empujando el carrito cuando llegué a la sección de carnicería. Indescriptible.
La cabeza llena de escenas e imágenes sin que puedas controlarlas y cada una mas horrible que la anterior.
El problema no son las imágenes en si, el problema es que una tiende a generar mas, y te sientes como la mayor mierda de persona por albergar semejantes pensamientos en tu cabeza, así que intentas frenarlos pero no puedes y empiezas a creerte que bueno, a lo mejor estas loco, a lo mejor acabaras haciendo horrible, a lo mejor así es como se empieza.
El miedo mas absoluto sale de ti y es hacia ti mismo.

Voy a resumir.
En un punto decidí que iba a matarme.
Pierdelo todo y obtienes la libertad de los que ya no tienen nada.
Vas a la escuela y no estas ahí, te cuestionas sobre si realmente tienes que seguir yendo tomando en cuenta lo que pasas y tus ultimas decisiones en torno a ti mismo.
Vas por la calle y te preguntas si eres capaz de llevar una vida normal.
Te imaginas todos los escenarios posibles.
¿Seré capaz de escalar una montaña?
¿Llevar una familia?
¿Criar hijos?
¿Tener una relación normal y estable?
¿Sucumbiré ante mi mismo?
¿En que punto?
En un punto decidí que iba a matarme solo en caso de que empezara a sucumbir ante mi mismo.
De pronto ya nada tuvo demasiada importancia.
Todo era diminutas gotas de lluvia golpeando el parabrisas de un auto que va a 120 kilometros por hora hacia su destino. Un cosa efímera golpeando algo que ante su fuerza es imperturbable.
Pierde tus amistades, pierde tus relaciones, pierde todo y ni parpadeas.

Te despiertas por la mañana  y disfrutas tus minutos de calma antes de que empiecen los ataques.
Te despiertas por la mañana e intentas no moverte ni pensar en los ataques ni someterte a nada que pudiera provocarlos.

Decidí buscar ayuda.

Y aprendí un ejercicio de lo mas útil, cuando empezase a sentir un ataque despejaría la mente y me centraría en un solo estimulo de mi entorno.
Por ejemplo; si estuviese en cama y sintiera uno podría pasar mi mano por las sabanas y centrarme en la textura, en la temperatura y demás caracteristicas de esta.
Retoma el control de ti mismo y todo cambia.
Vives después de haber visto de frente a la muerte y a lo mas oscuro de tu mente.

Es como ver un ovni o un fantasma, no importa que tan real sea para ti, es algo que no le puedes contar a los demás sin que te vean con esa idiota cara de escepticismo.
Blanco o negro blanco o negro blanco o negro blanco o negro.

Me siento solo.

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