Y el silencio me caerá encima y me romperá el cuello

 Voy a acelerar,

A estrellarme contra la pared e irme en una explosión de polvo y fuego, 

Voy a arder, y ese ardor me recordará que vivo y viví. 

El salvaje, el imbecil, el rey

 La vida ocurre y uno a veces deja de escribir un rato. No es que se pierda el animo o la razón (y me ha costado entenderlo) sino que el proceso mismo de escribir requiere alejarse un poco y ver desde otra ángulo, de lo contrario uno termina con un montón de cosas que se parecen y que malamente llama "estilo".

Al final uno escribe por las mismas razones por las que lo hace todo el mundo:

Porque nos enamoramos, porque existe el desamor, porque le gritamos a nuestra madre cosas de las que nos arrepentimos, porque el trabajo apesta, porque se siente un vacío o porque se siente mucho todo el tiempo.

La diferencia es la práctica, la práctica y el enfoque y el mio es a veces la del muchacho de 15 años que inicio este blog hace mas de una década. Por eso es necesario alejarse y ver las cosas de otro ángulo y sobre todo vivir, intentar, cagarla y acumular cosas. Para que no se me olvide que ando rozando los 30 y que los blogs son hobbys sosos que como medio nunca fueron tan populares para empezar pero que son importantes precisamente porque son importantes para "Mi". Y fueron importantes para ese puñado de personas que en algún punto conectaron conmigo al leerme, y creyeron en mi y en consecuencia; me hicieron creer en mi mismo.

 Kevin, Atlantis, resplandor crepuscular, sinnlos, 99326...54, Olavia Kite y todas las personas que mandando sus propias botellas con mensajes desde sus islas, dieron con las mías.

No se a donde quiero llegar con todo esto, sigo algo ebrio. 

Todo.

 Su brazo agarrado al mío pues se lo he ofrecido y camina conmigo los escasos, los cortos 10 metros hasta la escalera de donde viene la música familiar.