lunes, 30 de marzo de 2020

El búho azul III

Tomé la carpeta que me ofrecía el suplente del santo patrón de las causas perdidas y la abrí, en su interior solamente había una fotografía, cuando Sroka Zwyczajna te daba una pista solía ser poco claro pero nunca había llegado a tales extremos.
El suplente carraspeó un poco.
-Solamente estábamos preparados para que preguntara por el búho azul, el que haya pedido información de pronto por el pato gris nos agarra por sorpresa, de momento es todo lo que le podemos ofrecer. - Dijo el suplente del santo patrón mientras se rascaba las sienes.
Miré nuevamente la fotografía, era una foto tomada desde el interior de una ventana que daba a un patio donde una solitaria maceta de color blanco y azul sustentaba una planta de piña que apenas empezaba a ofrecer su fruto. Mientras la observaba supuse que debía encontrar la casa a la que pertenecía aquel patio pero en la ciudad debía haber por lo menos unas 100 000 viviendas sin contar aquellas que se encontraban en fase de construcción, además no había manera de saber el año en el que la fotografía había sido tomada, podría ser que la planta de piña ya hubiese muerto o que el patio ya no existiera o a estas alturas fuera ya irreconocible del todo, o incluso en el peor de los casos, podría pertenecer a una casa que aun no hubiera sido construida.
-De momento es todo lo que podemos ofrecerle. -Dijo el suplente adivinando mi frustración. -Si se nos ocurre algo mas le llamaremos, si se le ocurre algo mas llámenos. Como sea, gracias por su visita y preferencia.
Aquello ultimo quería decir que ya era mi hora de irme, así que tome la foto la guarde en mi bolsillo tras doblarla y deje la carpeta vacía en el escritorio.

Me desperté en mi cama un poco adolorido por la posición incomoda en la que me había dormido, tan pronto me incorporé lo primero que hice fue comprobar el frasco de las pastillas, me quedaban dos verdes lo que significaba que si quería encontrar al búho azul y al pato gris necesitaba levantarme y hacer una llamada.
Marqué el numero que de memoria y aguarde a la grabación que me recordaba que el costo de 27 pesos por minuto mas impuestos iba a ser cargado a mi recibo telefónico bajo el concepto de "servicios varios".
-Hola lindura - La voz de mujer del otro lado de la linea hablaba despacio, casi susurrando y arrastrando levemente las silabas, daba la impresión que intentaba sonar melosa o sexy pero aunque no sonaba desagradable no conseguía el efecto deseado. -¿Quieres oírme decirte lo que me gustaría que me hagas? ¿hummm? ¿Quiere que te describa a detalle lo que estoy haciendo? ¿Qué quieres hacer travieso?
-Quiero hablar con Dios, ¿Puedes transferirme con el? - Del otro lado de la linea se hizo un silencio helado, pasó casi un minuto durante el cual no despegue mi oreja del teléfono atento a cualquier cambio en la linea, aquello no era mas que un intento por alargar la llamada y poder cobrar sus tarifas por minuto.
-Ya te transfiero con el, espera un segundo - Sonó un poco de estática del otro lado de la linea pero nada fuera de lo ordinario -Hey, cuando termines de hablar con Él, si aun quieres hablar conmigo te estaré esperando - Dijo la voz femenina e inmediatamente después escuche la voz de Dios del otro lado de linea.
-¿En que puedo ayudarte hijo?
-Dios, necesito pastillas
-Lo se, hijo - Dijo Dios - Pero antes, es mi obligación informarle que la siguiente llamada puede ser grabada y/o  monitoreada para fines de mejoramiento en nuestra calidad de atención al cliente, ¿Quieres amarillas, azules o rojas, hijo?
-Verdes - respondí - Por lo menos unas 10.
-Te saldrá caro, hijo.
-Siempre lo es - Respondí como queja. En  todo el tiempo que había sido cliente nunca califique para un descuento aunque había un rumor de que a veces los concedían.
-La cantidad se te cobrara directamente a tu recibo telefónico bajo el concepto de Servicios médicos del sur. ¿Aceptas el cargo, hijo?
-Acepto - Respondí.
-Entonces enviare al sujeto de la caja cuanto antes a entregar tu pedido, ahora hijo, oremos cuando termine la oración te transferiré de vuelta con Martha en la linea; padre nuestro que estas en el cielo...
-Gracias - Dije -y corte la llamada.
Todo aquello me daba dolor de cabeza y terminaba costando una fortuna.

Comí algo ligero y me vestí para salir.
Estaba dispuesto a intentar dar con el domicilio de la fotografía aun a sabiendas de que posiblemente no lo encontraría pero tampoco me apetecía quedarme en casa y aquella era una buena excusa para dar un paseo.

jueves, 26 de marzo de 2020

So payaso, me tiemblan los pies.

Ella me mira a los ojos y dice una excusa a medio masticar, una cadenas de palabras dichas mas que nada por la presión de tener que responderme algo. No es su culpa, en estos casos usualmente quizás  por evasión, en mi intento de poner distancia emocional suelo hacerme el tonto, al final ella ha acabado creyendo que lo soy.
Me limito a repetir parafraseando lo que acaba de decirme. Su rostro cambia, en su mirada un destello delata que sabe que su excusa no es creíble y ahora sus pupilas se abren expectantes. No entiendo porque, no tiene absolutamente nada que perder, nadie tiene absolutamente nada que perder. No hay una apuesta sobre la mesa, y a la baraja le faltaban naipes desde el inicio.
Puedo volver a hacerme el tonto,
aun tengo esa opción, y entonces todo podría seguir igual. Si nadie va a perder nada, tampoco hay nada que ganar.

 Ya no podemos ganar nada - Le digo. - Y esto no es un tema individual.
Señalo su mentira y ahora todo esta destruido.

Ese "todo" del que hablo era pequeño, pero era bonito.
 Sea como sea, ese "todo" es honestamente fácil de reconstruir así que el drama simplemente no vale la pena, puede que esto no sea mas que un tropezón en lo que sea.
Me preocupa a veces lo fácil que es reconstruir.

martes, 24 de marzo de 2020

El buho azul II

La recepcionista del lugar, me hizo callar con un gesto justo cuando estaba por decirle mi nombre y me indico con un dedo que caminara por el pasillo a su derecha y tocase la puerta.
Sobre la puerta, en una placa dorada decía:
Sroka Zwyczajna 
Santo patron de las causas perdidas

Llamé seis o siete veces a la puerta pero no hubo respuesta. Desde su pequeño escritorio, la recepcionista se limitaba a seguir mis movimientos de manera atenta, sin apartar mis ojos de ella tome la perilla con una mano y empece a girarla lentamente esperando en parte que la recepcionista se opusiera a ello de alguna manera o me mirase a modo de regaño por abrirla sin que me hubieran invitado a pasar, pero la recepcionista ni siquiera parpadeó ni hizo algún otro gesto. Cuando hube abierto la puerta por completo volvió a sus actividades y dejo de prestarme atención.

El interior del despacho estaba tapizado con una alfombra verde botella muy vieja pero limpia y las paredes estaban pintadas de azul cielo. El despacho era bastante pequeño y tenia en el centro un escritorio cuyas dimensiones hacían imposible pensar que pudiera haber entrado por la misma puerta que yo había cruzado apenas unos instantes antes, frente al escritorio había una silla de plástico de esas que tienen el color y el logotipo de una marca de refresco y tras de si se encontraba sentado un sujeto de unos 165 centímetros de alto, cabello chino muy esponjado y por debajo de un par de cejas muy pobladas dos cuencas de ojos hundidas en el cráneo, en las mejillas cicatrices de acné y una especie de cicatriz similar a un agujero en la izquierda.
-¿Señor Zwyczajna? -Pregunté.
-No, no, ni hablar -Respondió el - El señor Zwyczajna esta de vacaciones pero me pidió a mi personalmente que lo reemplazara mientras tanto. ¿En que le puedo servir? ¿Señor?
-Pernas - Respondí mientras pensaba si no seria mejor idea aguardar a que el Santo patrón de las causas perdidas regresara de sus vacaciones.
-Se lo que esta pensando señor Pernas, y le aseguro que todo esta bajo control. -Dijo mientras extraía de uno de los cajones de su escritorio una carpeta con mi nombre completo y un numero serial. -Esta buscando al buho azul ¿No es así?
-Y al pato gris - Respondí yo.

Domingo en Xel-ha [Con musica de Chet Faker]

domingo, 22 de marzo de 2020

Resplandor crepuscular.

Hay una mano tibia sobre mi mano relativamente fría, por alguna razón mi temperatura corporal se mantiene por debajo últimamente pero esa diferencia en temperaturas hace que esta mano sobre mi mano se sienta bien, particularmente bien.
El aire huele a vainilla, a la vainilla de las velas encendidas (algunas de ellas solamente en mi consciencia) y a la vainilla de su propio perfume, le hago saber que su elección en aroma hará que recordarla me sea muy fácil, mi propia alcoba ahora mismo a mas de 2000 kilómetros de distancia tiene velas con esa mismo fragancia; y sonríe.
Esa sonrisa me hace quererla aun mas.

En consecuencia,
yo también sonrío.

Quiero abrazarla pero temo quedarme dormido,
 al final la abrazo de todos modos.

 Puma Blue suena tan fuerte como el momento lo permite, no se como se miden los decibelios, no se muchas cosas, e incluso las cosas que se n...