Oigo las cosas que desconozco formarse como señales en fila detrás de las cosas a las que nunca he prestado atención.
Veo las olas de mar romperse sin producir sonido alguno con los ojos desesperados por leer, por ver tu nombre aparecerse como una sirena que nace de la espuma,
la boca me sabe a sal.
Y mi soledad,
a pesar de ser pájaro
camina a mi lado.
Reina de mi castillo onírico,
los nudos de mi cabello tienen la forma de tus dedos
y el patrón que veo al cerrar los ojos es el de tus iris y pupilas.
En la bruma del día a día
tus ojos luminosos me atrajeron,
y en la calidez de tu abrazo
enumerándote todas las razones que existen
me quedé
por fin dormido.