martes, 29 de septiembre de 2009

Tres puntos suspensivos.

La sombra reflejada sobre la pared blanca de un aula casi vacia, serpenteando en los contornos de las mesas y mochilas mientras se aleja; Semejante trivialidad me provoca sintomas similiares a la taquicardia; Su dueña, se percata (esa asombrosa habilidad de las mujeres para notar cosas que los hombres somos demasiado idiotas para percibir) y sonrie. Acto seguido mi cabeza explota.

1 comentario:

Maria dijo...

sabes... aunque digas q escribes tonterias a mi cada pequeño fragmento que escribes me parece fascinante, siempre lo dire, me gusta tu forma de escribir ^^

 Un día me desperté y aunque no me sentía diferente en lo absoluto ya era un adulto con un par de canas en el cabello y un bigote rebelde.