sábado, 23 de octubre de 2010

Estos labios encontraran vino de fresas.

Sin percatarse habían pasado ya 47 minutos desde que había decidido mirar por la ventana, pero eso era algo irremediable siendo como era, un romántico natural que con certeza solía caer en lo ridículo, entonces pues no podía mas que quedarse embobado con la luna casi llena de finales de mes. Luego, movido por una fuerza invisible incomprensible incluso para el mismo tomaría su cuaderno y escribiría cosas que aparecerían en su cabeza como si alguien se las fuese dictando. Pero por el momento la luz del satélite orbitando en silencio y la idea de una esfera gigante blanca reflejando la luz de una estrella que ya no es posible ver a esa hora le conmovía tanto que la idea de dejar de contemplarle le parecía una locura. Y el era todo menos un loco.

Saco su cámara y disparo una y otra vez.


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 Un día me desperté y aunque no me sentía diferente en lo absoluto ya era un adulto con un par de canas en el cabello y un bigote rebelde.