sábado, 3 de abril de 2021

Yo, minoria absoluta. [Del como aprendí a ser el sujeto mas aburrido del mundo a los ojos de ella mientras me preguntaba a mi mismo si sobreviviría a la depresión existencial que le acompaña]

 Su boca no lo dice pero viéndola me doy cuenta que piensa que soy aburrido, y la entiendo, tengo rato sintiéndome el sujeto mas aburrido del mundo. Observando sus ojos cafés claros, grandes y hermosos bordeados de pestañas que se curvan hacia atrás veo a su cerebro justo detrás de su mirada buscando la forma de sacarme la vuelta sin ser descortés.

El problema es que mi ser esta intentando desbordar pasión por todas las cosas que me encantan hasta ahora pero no tengo una maldita idea de como dejarlas fluir de manera consistente sin que el torrente de cosas acaben ahogando a los demás. Hay que admitirlo, a veces hablo demasiado, cuando soy consciente de ello no hablo en lo absoluto y algunas veces cuando intento expresarme las palabras no me salen o se me atoran en la boca y termino tartamudeando.
Con ella las palabras simplemente no me salen, se quedan atoradas entre mis dientes incapaces de convertirse en ideas o menos aun en una conversación interesante. 
Estoy siendo el sujeto mas aburrido del planeta.

Me recuerdo que hay gente que me encuentra interesante y hasta divertido para recuperar la seguridad en mi mismo, pero las palabras no salen. No me sucede tan seguido como para que sea un problema pero ahora mismo lo es.

Ella menciona un tema en común, le digo que ese artista que acaba de mencionar me gusta que hay una canción de el que he escuchado un centenar de veces, sus cejas se alzan interesadas. "¿Que canción?". Me quedo callado atónito, maldita sea, no puedo recordar el nombre de la canción.
Intento tararearla, intento recordar la letra, pero nada. mi cabeza me esta jugando una mala pasada. Mi silencio se prolonga tanto que cualquier respuesta que de ahora, apesta. Finalmente pronuncio las palabras que admiten mi derrota en el juego mental que yo mismo me auto-inventé: "No me acuerdo del nombre". Se hace un silencio tan pesado como lo serian las ballenas amedrentadas por el pez que es mi soledad.

Su mirada denota que no solamente le parezco aburrido sino también, bastante idiota. Finalmente me da la espalda.



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