Aprovechando uno de esos momento donde uno puede abrirse dije al aire que siempre había sentido cierta pena, cierta añoranza, cierto sensación de ser completamente miserable. Les advertí también que no intentaran contradecirme en esto. Y aun así alguien alza la mano y empieza a decirme las cosas que uno dice en respuesta a esas situaciones: verborrea.
A mis pies hay unas cuantas botellas vacías de cerveza, junto a ellas una a medio beber; tibia y amarga como solo la cerveza tibia puede saber. Me siento cansado pero también caliente y envalentonado, me siento como si pudiera tirarle los dientes a esta persona que no para de hablar y usar mi deseo por silencio como una excusa. Quiero gritarle "No busco un discurso inspiracional, quiero ser libre de expresar mi miseria si me place" Pero habla y habla y habla, hasta que en este sopor de alcohol y endorfinas, empiezo a sentirme mejor, mejor de lo que recuerdo sentirme en un buen rato, mi mente se aclara y todo resulta tan simple de pronto, de en medio de la rabia, el hastió, la depresión, las ganas de abrirme y este martilleo que es la voz que habla y habla esta verborrea interminable surge una respuesta:
Debí haberme convertirme en un fan de la banda mexicana Cafe Tacvba.
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