Últimamente mi vida esta lleno de "debería".
Debería practicar mas.
Debería leer mas.
Debería escribir mas.
Debería estudiar mas.
y la lista se alarga así por el estilo hasta el punto en que me da pereza escribir todas las cosas que debería hacer.
(debería terminar de hacer la lista de cosas que debería hacer)
Y sin embargo no retomo el moribundo blog para quejarme de estas cosas, o para hacer un recordatorio que pueda leer en futuro para darme ánimos. No.
Vengo a escribir de Tigo Gonzalez. "Tigo" no es su nombre real, ni siquiera es un apodo ni mucho menos un nombre falso que pertenece a algún chiste privado entre los dos, Tigo es simplemente el nombre con el que nos referiremos en este caso, del apellido ya hablaremos en otra ocasión.
Conocí a Tigo, en una escena que les juro no estoy inventando aunque su descripción bien podría ser el mayor cliché de la escritura (aunque no por eso pierde encanto). Sentados a la orilla del mar, una noche color azul marino y una luna llena que brillaba tanto que cuando mirabas hacia el cielo casi no veías ninguna otra estrella, la arena brillaba plateada y el clima era frío como debería serlo durante las noches decembrinas. Tigo estaba ahí sentada con otras varias personas, a la luz de la luna su piel ya de por si blanca se veía prácticamente luminosa, no como aquellas lamparas de vapor de mercurio por supuesto pero ustedes ya me entienden.
Todos conversaban y jugaban a algo mientras yo me hallaba acostado aparte sobre unas tablas estando demasiado deprimido como para prestar atención al grupo. Habíamos ido a la playa para participar en una "lunada" lo que significa que vas a la playa o algún sitio tranquilo al aire libre con un montón de amigos y te quedas despierto hasta muy tarde sin alcohol, no teníamos el habito de la bebida en aquel entonces.
Me tomo varias horas recuperar el animo necesario para interesarme en las personas que tenia prácticamente a lado, no quiere decir que antes las despreciara pero así soy yo, cuando me deprimo o enfado prefiero aislarme, me hubiera enterrado a 12 metros de profundidad bajo la arena si hubiera sido una opción viable. Y entonces note a Tigo, y yo en calidad de pre-adulto incomodo no pude mas que quedarme callado, mirándole de reojo ocasionalmente, fingiendo que no la notaba.
Caminamos por la playa y eso me sirvió de excusa para pasar un poco mas de tiempo con ella.
El tiempo paso, y las miradas de reojo se convirtieron en conversaciones y las conversaciones fueron hilando algo mas complejo. Me gusta como me gustaba entonces pasar el tiempo con Tigo. A veces conversamos y otras veces nos acostamos boca arriba en la cama y escuchamos música en silencio, en algunas ocasiones nos sentamos en el sofá de la casa de sus padres y vemos caricaturas hasta las 2 am. Tigo tiene un excelente gusto musical y nos gustan las mismas caricaturas.
Me gusta oír música y ver caricaturas con Tigo.
Hoy primero de julio, estamos a pocos días de su cumpleaños numero 21, a veces finjo que se me olvidan las fechas para molestarle, cuando se molesta hace un gesto muy bonito y se pone acalorada, su piel es tan blanquita que notas enseguida que se pone roja.
Otras veces si se me olvidan las fechas y entonces toca disculparme y vivir con su enojo unos días.
En retrospectiva Debería conseguirme una agenda.
Me he quedado dormido con Tigo en varias ocasiones,
mejor aun,
me he despertado con Tigo en varias ocasiones.
Y en ese transcurso de tiempo, en lo que despierto y se despiertas la miro y pienso lo mucho que me gustaría estar con Tigo por un periodo indefinido de tiempo en una fracción indefinida del espacio.
Debería quedarme con Tigo por un periodo de tiempo indefinido en una fracción indefinida del espacio.
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