sábado, 15 de marzo de 2014

El búho azul.

El tipo frente a mi mide aproximadamente un metro con sesenta y cinco centímetros de alto, lleva el pelo chino despeinado, una camisa de manga corta y los ojos se hunden ligeramente dentro del cráneo por encima de un par de ojeras y por debajo de un par de cejas muy pobladas.
-Necesito -dice - que me ayude a encontrar al búho azul.
Acude a mi porque hace 6 semanas lo ayude a identificar al ganso gris.
-¿Alguna idea de como es este búho azul?
Ninguna - responde- todo cuanto se es que se posa sobre un árbol blanco, aparte de eso no existen datos sobre el, ni aspecto ni sitios frecuentes ni nada que pudiera ayudar a localizarlo, todo cuanto existe como prueba de sus existencia, es esto.
Extrae del bolsillo de su pantalón una cajita de madera, parece de roble pero no estoy seguro. Al rededor de la caja hay un listón negro en forma de moño.
Abro la caja y en el interior hay un pluma azul y la corcholata de un refresco de guayaba.
Le pregunto si puedo conservar los objetos y asiente.
Acepto el caso.

 Un día me desperté y aunque no me sentía diferente en lo absoluto ya era un adulto con un par de canas en el cabello y un bigote rebelde.