Sobre la puerta, en una placa dorada decía:
Sroka Zwyczajna
Santo patron de las causas perdidas
Llamé seis o siete veces a la puerta pero no hubo respuesta. Desde su pequeño escritorio, la recepcionista se limitaba a seguir mis movimientos de manera atenta, sin apartar mis ojos de ella tome la perilla con una mano y empece a girarla lentamente esperando en parte que la recepcionista se opusiera a ello de alguna manera o me mirase a modo de regaño por abrirla sin que me hubieran invitado a pasar, pero la recepcionista ni siquiera parpadeó ni hizo algún otro gesto. Cuando hube abierto la puerta por completo volvió a sus actividades y dejo de prestarme atención.
El interior del despacho estaba tapizado con una alfombra verde botella muy vieja pero limpia y las paredes estaban pintadas de azul cielo. El despacho era bastante pequeño y tenia en el centro un escritorio cuyas dimensiones hacían imposible pensar que pudiera haber entrado por la misma puerta que yo había cruzado apenas unos instantes antes, frente al escritorio había una silla de plástico de esas que tienen el color y el logotipo de una marca de refresco y tras de si se encontraba sentado un sujeto de unos 165 centímetros de alto, cabello chino muy esponjado y por debajo de un par de cejas muy pobladas dos cuencas de ojos hundidas en el cráneo, en las mejillas cicatrices de acné y una especie de cicatriz similar a un agujero en la izquierda.
-¿Señor Zwyczajna? -Pregunté.
-No, no, ni hablar -Respondió el - El señor Zwyczajna esta de vacaciones pero me pidió a mi personalmente que lo reemplazara mientras tanto. ¿En que le puedo servir? ¿Señor?
-Pernas - Respondí mientras pensaba si no seria mejor idea aguardar a que el Santo patrón de las causas perdidas regresara de sus vacaciones.
-Se lo que esta pensando señor Pernas, y le aseguro que todo esta bajo control. -Dijo mientras extraía de uno de los cajones de su escritorio una carpeta con mi nombre completo y un numero serial. -Esta buscando al buho azul ¿No es así?
-Y al pato gris - Respondí yo.
El interior del despacho estaba tapizado con una alfombra verde botella muy vieja pero limpia y las paredes estaban pintadas de azul cielo. El despacho era bastante pequeño y tenia en el centro un escritorio cuyas dimensiones hacían imposible pensar que pudiera haber entrado por la misma puerta que yo había cruzado apenas unos instantes antes, frente al escritorio había una silla de plástico de esas que tienen el color y el logotipo de una marca de refresco y tras de si se encontraba sentado un sujeto de unos 165 centímetros de alto, cabello chino muy esponjado y por debajo de un par de cejas muy pobladas dos cuencas de ojos hundidas en el cráneo, en las mejillas cicatrices de acné y una especie de cicatriz similar a un agujero en la izquierda.
-¿Señor Zwyczajna? -Pregunté.
-No, no, ni hablar -Respondió el - El señor Zwyczajna esta de vacaciones pero me pidió a mi personalmente que lo reemplazara mientras tanto. ¿En que le puedo servir? ¿Señor?
-Pernas - Respondí mientras pensaba si no seria mejor idea aguardar a que el Santo patrón de las causas perdidas regresara de sus vacaciones.
-Se lo que esta pensando señor Pernas, y le aseguro que todo esta bajo control. -Dijo mientras extraía de uno de los cajones de su escritorio una carpeta con mi nombre completo y un numero serial. -Esta buscando al buho azul ¿No es así?
-Y al pato gris - Respondí yo.
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