jueves, 26 de marzo de 2020

So payaso, me tiemblan los pies.

Ella me mira a los ojos y dice una excusa a medio masticar, una cadenas de palabras dichas mas que nada por la presión de tener que responderme algo. No es su culpa, en estos casos usualmente quizás  por evasión, en mi intento de poner distancia emocional suelo hacerme el tonto, al final ella ha acabado creyendo que lo soy.
Me limito a repetir parafraseando lo que acaba de decirme. Su rostro cambia, en su mirada un destello delata que sabe que su excusa no es creíble y ahora sus pupilas se abren expectantes. No entiendo porque, no tiene absolutamente nada que perder, nadie tiene absolutamente nada que perder. No hay una apuesta sobre la mesa, y a la baraja le faltaban naipes desde el inicio.
Puedo volver a hacerme el tonto,
aun tengo esa opción, y entonces todo podría seguir igual. Si nadie va a perder nada, tampoco hay nada que ganar.

 Ya no podemos ganar nada - Le digo. - Y esto no es un tema individual.
Señalo su mentira y ahora todo esta destruido.

Ese "todo" del que hablo era pequeño, pero era bonito.
 Sea como sea, ese "todo" es honestamente fácil de reconstruir así que el drama simplemente no vale la pena, puede que esto no sea mas que un tropezón en lo que sea.
Me preocupa a veces lo fácil que es reconstruir.

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