lunes, 20 de abril de 2020

Cronica Covid-19 [Dia 30]

Llevo varios días durmiendo mal.
Por el día agoto mi cuerpo e intento cansar mi mente pero cuando llega la noche pareciera que el hecho de acostarme en mi cama tuviera el efecto de deshacer la somnolencia.
Paso las noches viendo Netflix, dando vueltas en la cama, leyendo, y en general sin sentir el mínimo atisbo de sueño; así pasan las horas nocturnas hasta que los pájaros empiezan a cantar por eso de las cinco de la mañana entonces, dejo lo que estoy haciendo y hago el esfuerzo consciente por dormirme, cosa que siempre he creído que es contraproducente y me hacen pensar en la naturaleza misma del sueño.

Quizá sea solo yo pero conforme pasan los días el aire se siente mas y mas tenso. Al día esta prohibido entrar a supermercados sin cubrebocas y el salir a la calle sin uno es motivo de multas.
Es curioso como algo de este tipo puede cambiar de golpe las normas sociales, hace 2 meses si vieras a alguien cubriéndose el rostro supondrías que tiene en manos malas intenciones, hoy en día es la norma.
Pero a pesar de esa tensión los días siguen apacibles a pesar de la certeza de que las cosas que van mal ahora mismo no se limitan solamente a un virus de fácil transmisión que puede resultar mortal y va a acabar colapsando los hospitales y economías del mundo.

Hoy el petroleo se fue a pique, el peor precio por barril registrado en la historia, aun falta ver como nos afectara eso directamente pero día a día va quedando mas claro el que no volveremos a la normalidad aunque levanten la contingencia mañana mismo.

Por la noche me acuesto y doy vueltas en la cama aburrido y con dolor de cabeza, pendiente de cualquier cambio, una parte de mi convencida de que en cualquier momento empezare a toser o a manifestar las fiebres señal de la enfermedad. A veces asomo la cabeza por la ventana intentado vagamente el contemplar la luna aun a sabiendas de que desde mi ventana no es visible.
 A veces al hacerlo veo hacia los patios de mis vecinos, cada tanto los encuentro de pie en sus jardines viendo hacia la luna que para mi es invisible, solamente ahí de pie y sin moverse, por el angulo pareciera que miran hacia mi pero con las luces de la alcoba apagadas estoy seguro de que es imposible que vean mi cabeza asomada mirándoles. tres o cuatro jardines en fila de los seis que tengo visibles ocupados por sombras con forma humana en la oscuridad de la noche, viendo hacia la luna por eso de las 2 o 3 de la mañana.
A veces afino la oreja intentando escuchar algo, lo que sea, cualquier cosa que ayude a dotar de sentido esa actividad nocturna particular; música, risas, alguna conversación o algo pero a esas horas lo único que rompe el silencio es el ladrido regular de los perros, unos ladran casi al azar y otros les responden. Ladridos de perros pequeños, grandes y medianos, agudos y graves.
Al igual que las siluetas de los vecinos en sus patios, seguramente a esa hora no soy mas que una sombra mas, con vaga forma humana.

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